La subida al poder de Humala en Perú fortalece la influencia brasileña en América del Sur
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La llegada al poder del líder nacionalista Ollanta Humala en Perú muestra la influencia del modelo brasileño de gobernabilidad en la región, según la evaluación de los expertos entrevistados por la BBC.
Mientras que el modelo bolivariano del presidente venezolano Hugo Chávez parece debilitarse, gana terreno una fórmula de gestión que combina la democracia, la apertura del país al capital extranjero y la lucha contra la pobreza. El llamado Consenso de Brasilia, un término acuñado por el estadounidense Michael Shifter.
La influencia de Brasil se hizo evidente en la campaña de Humala. En ella no escatimó elogios para el ex presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, fue asesorado por dos miembros del Partido de los Trabajadores (Luiz Favre y Garreta Valdemir), se comprometió a mantener los contratos con los inversionistas y a reforzar la democracia y repitió la consigna de que la esperanza debe vencer el miedo.
El cambio se produce después de el electorado hiciera perder a Humala en las urnas hace cuatro años, temerosos de sus propuestas de estatización y de su admiración por Chávez.
También ocurre en un momento en que las empresas brasileñas avanzan hacia el Pacífico a través de Perú, ahora también a través de la carretera transoceánica recién inaugurada, que comienza en el estado brasileño de Acre y cruza los Andes.
El ex ministro de Relaciones Exteriores de Lula, Celso Amorim, dice que "no le gusta mucho" el término de Shifter, presidente del instituto Diálogo Interamericano.
"Es una referencia al Consenso de Washington (paquete de políticas liberales promocionado por Estados Unidos en la década de 1990), una doctrina hegemónica. Y a nadie le gusta a la hegemonía", dijo. Sin embargo, reconoce su influencia.
"Yo creo en la difusión del modelo, pero no mejoraría la historia de éxito en la región", dice Amorim. Sin embargo, trata de evitar una confrontación con el modelo de Chávez, y señala que "Brasil respeta la pluralidad de otros gobiernos".
Sin embargo, las reacciones a la creciente influencia de Brasil no son siempre positivas. En Paraguay, los líderes campesinos llegaron a quemar la bandera de Brasil en una protesta en 2008. En Perú, la construcción de una réplica del Cristo Redentor en Lima, con fondos de la empresa constructora brasileña Odebrecht, fue señalada por los críticos como un símbolo de la exageración en la relación con Brasil.
Derecha e izquierda
Para Shifter, el Consenso de Brasilia puede ser aplicado tanto por los gobiernos de derecha como de izquierda.
"No creo que la etiqueta de centroizquierda todavía tenga un gran significado. Los gobiernos de Colombia y Chile (ambos de centroderecha) están más cerca del Consenso de Brasilia que de los bolivarianos" dice, en alusión a Bolivia, Ecuador y Nicaragua.
Históricamente ligada a Estados Unidos, Colombia también se está acercando a Brasil. La primera visita de Estado del presidente Juan Manuel Santos, el año pasado, fue a Brasilia.
"No creo que la etiqueta de centroizquierda todavía tenga un gran significado. Los gobiernos de Colombia y Chile (ambos de centroderecha) están más cerca del Consenso de Brasilia que de los bolivarianos"
Michael Shifter, Diálogo Interamericano
"Santos está tratando de combinar la gobernabilidad democrática con una reforma del Estado, con fuertes políticas sociales y, por supuesto, unrendimiento macroeconómico sólido, lo que se acerca al Consenso de Brasilia", dijo Shifter.
El gobierno de centroderecha de Sebastián Piñera, en Chile, también es visto como una continuación de la Concertación de centroizquierda.
Aunque el modelo, que considera Shifter "sostenible", ha ganado importancia en el gobierno de Lula, EE.UU. dice que la fórmula es también el resultado de las políticas del ex presidente Fernando Henrique Cardoso.
A pesar de las restricciones del término en sí mismo, el ex canciller Luiz Felipe Lampreia (que se desempeñó en el gobierno de Cardoso) y ex embajador de Brasil en Estados Unidos Rubens Barbosa también señala que la fórmula tiene su origen en el gobierno socialdemócrata.
Barbosa también señala que Uruguay ya utilizaba "las mismas políticas, preservando la democracia", incluso antes que Brasil. Los expertos también afirman que el modelo va más allá de Lula y que debe ser seguido por la presidenta Dilma Rousseff.
En el caso específico del Perú, Barbosa ve como "positivo" el comportamiento de Humala, pero aún plantea interrogantes sobre el nuevo presidente peruano.
"Humala lo hizo para ganar las elecciones, para distanciarse de Chávez", dice, y recuerda que el nuevo líder se comprometió a mantener el presidente del Banco Central y designar a un conservador para el ministerio de Hacienda. "Pero no hay certeza de que vaya a poner en práctica estas políticas", agrega.
Chávez
Aunque Shifter defina al Consenso de Brasilia como un modelo de gobierno no necesariamente ligado a la aparición de Brasil como un actor global, otros analistas, como el argentino Rosendo Fraga, ver la influencia política como parte de un proceso de liderazgo del país en América del Sur.
Según Fraga, además del debilitamiento de Argentina y el distanciamiento de Estados Unidos, otra gran referente político en la región, el presidente de Venezuela se está debilitando. "Chávez está declinando tanto a nivel nacional como regional".
Para el ex canciller Lamprea, "la influencia de Chávez pasó hace mucho tiempo, y su problema de salud refuerza esa tendencia". En medio de una aguda crisis económica y del progreso de la oposición, Chávez anunció el mes pasado que tiene cáncer, lo que despertó incertidumbre sobre el futuro político de lo que él llama la "revolución bolivariana".
El modelo brasileño también tiene ecos en América Central, donde Mauricio Funes, presidente de El Salvador, llegó al poder en 2009 con el Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional, una antigua guerrillera izquierdista. Casado con una petista, Vanda Pignato, se comprometió a adoptar las recetas de la izquierda democrática de Brasil.
Los analistas, sin embargo, son escépticos respecto de la división de América del Sur en zonas de influencia para cada modelo, aunque citan a Chile, Colombia, Perú, Uruguay y Brasil como países abiertos a la inversión extranjera, mientras que los gobiernos de Venezuela, Bolivia y Ecuador adoptan un discurso nacionalista. Paraguay, a pesar de la influencia de la economía brasileña, tiene sus peculiaridades.
En Argentina, que celebrará elecciones este año, el analista Rosendo Fraga afirma que tanto el gobierno como yr la oposición ven con buenos ojos el modelo brasileño, pese a la amistad entre los gobiernos de Cristina y Néstor Kirchner con Chávez.
Fuente: Mauricio Moraes, BBC. Sao Paulo, 30 Julio 2011
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"Lulismo" atrae en A.Latina, pero es difícil de copiar
Foto de archivo del ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva durante una conferencia de prensa junto al mandatario electo de Perú, Ollanta Humala, en Sao Paulo, jun 10 2011. A pocos días de ganar las elecciones presidenciales de Perú Ollanta Humala voló a Brasil para aprender más sobre su éxito en la década pasada y reunirse con el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien inspiró su evolución desde la izquierda radical hacia el centro político.
22 de junio de 2011Foto: Paulo Whitaker / REUTERS
22 de junio de 2011Foto: Paulo Whitaker / REUTERS
Fue un peregrinaje político que no sorprendió a nadie.
A pocos días de ganar las elecciones presidenciales de Perú Ollanta Humala voló a Brasil para aprender más sobre su éxito en la década pasada y reunirse con el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien inspiró su evolución desde la izquierda radical hacia el centro político.
La victoria de Humala en el comicio del 5 de junio fue la más reciente señal de que la mezcla de políticas pro mercado y programas sociales de Lula, a la que se atribuye haber convertido a Brasil en una potencia económica, se está internacionalizando.
Llámenla el Consenso de Brasilia o "Lulismo".
El ex líder sindical creó una envidiable fórmula electoral durante sus ocho años en el poder, que incluyó grandes iniciativas para reducir la pobreza complaciendo a la vez a los banqueros de Wall Street y llevando a Brasil a la liga de potencias emergentes como China e India.
El izquierdista Mauricio Funes ganó la presidencia de El Salvador en el 2009 liderando un partido compuesto por ex guerrilleros marxistas, tras convencer a suficientes votantes de clase media de que su Gobierno estaría inspirado en el de Lula y no en el del presidente socialista venezolano, Hugo Chávez.
Uno de los principales estrategas electorales de Lula ayudó incluso a delinear la campaña de Funes y otros ex asesores del Partido de los Trabajadores (PT) del ex mandatario brasileño colaboraron con la carrera electoral de Humala en Perú.
En Sudamérica, varios líderes han optado por tomar el camino de Lula, siendo el caso más notable el de José "Pepe" Mujica, un ex guerrillero que fue elegido presidente de Uruguay en el 2009.
El mandatario paraguayo, Fernando Lugo, también ha evitado copiar las políticas de izquierda más radicales de la región desde que se sentó en el sillón presidencial en el 2008.
Y apuntar al modelo de Lula parece ser ahora lo más inteligente para cualquier candidato izquierdista en Latinoamérica que busque mitigar los temores de los votantes a que sea demasiado radical.
"Lula representa la izquierda madura, moderna del siglo XXI: pro-mercado, pro-inversiones y pro-inclusión social", dijo Yehude Simon, un ex izquierdista radical que fue primer ministro del actual presidente peruano, Alan García.
Para muchos, el modelo de Lula ofrece una vía de atender a los pobres e inversores al mismo tiempo.
"Brasil es la estrella polar, la referencia para un montón de gobiernos como un ejemplo de éxito", dijo Michael Shifter, presidente del Inter-American Dialogue en Washington.
MAS FACIL DECIRLO QUE HACERLO
Aún así, copiar la fórmula de Lula es más fácil de decir que de hacer, como Humala podría descubrir en los próximos meses.
La presidencia de Lula -que abarcó dos mandatos y finalizó el 1 de enero con la jura de candidata y protegida, Dilma Rousseff- se construyó en un largo viaje hacia el centro político por parte del PT, una sostenida bonanza en los precios mundiales de las materias primas y su propio y magnético carisma.
En cambio, la adopción de políticas de centroizquierda por parte de Humala llegó mucho después y su partido (Gana Perú) carece de la fuerza institucional del PT brasileño.
Perú, cuyo Gobierno saliente (Alan Garcia) aplicó políticas de centroderecha en línea con las de países como Chile, Colombia y México, tiene un minúsculo presupuesto que limita su capacidad para ayudar a las áreas rurales y pobres.
"Cualquier emulación enfrentará serias limitaciones", dijo Matias Spektor, un profesor de relaciones internacionales de la Fundación Getúlio Vargas en Río de Janeiro.
"Dicho eso, lo que parece estar haciendo Humala es darse cuenta de que hay un mensaje para los partidos progresistas en la región de que necesitas de estabilidad financiera con cierto grado de redistribución. Ya no se trata de gente en la calle combatiendo a la vieja élite", añadió.
El mismo Lula saludó el triunfo de Humala como un paso más en Latinoamérica hacia la izquierda progresista, en que incluyó al venezolano Chávez y a sus más cercanos discípulos y pares, el boliviano Evo Morales y el ecuatoriano Rafael Correa.
"Mientras que en el continente europeo la política se mueve hacia la derecha y los conservadores están ganando espacio, en Latinoamérica son los sectores progresistas los que avanzan", dijo Lula en su encuentro con Humala el 10 de junio en Sao Paulo.
¿LULA O CHAVEZ?
Pero ha habido desde hace tiempo una clara división entre la estampa de socialismo más radical de Chávez, opuesta a la influencia de Estados Unidos, y la versión más moderada de Lula.
Ultimamente, es el "Lulismo" el que ha ganado terreno, mientras que la alianza socialista antiestadounidense encabezada por Chávez se ha visto aproblemada.
Las economías del bloque izquierdista liderado por Chávez se han visto atribuladas, en su mayoría. Venezuela no ha sido capaz de contener una inflación de dos dígitos y el crecimiento económico ha sido dispar.
El sector privado se ha encogido, las empresas estatizadas han rendido pobremente y hay una frecuente escasez de bienes básicos.
"El Chávez del 2006 no es nada comparado con el Chávez del 2011. Cometió una serie de errores. Chávez puede ser muy amistoso y encantador, pero a veces es muy autoritario", añadió el peruano Simon.
Para ganar la confianza de los votantes y aparecer conciliador, Humala -quien perdió la elección del 2006 con una plataforma ultranacionalista que asustó a los inversores- codificó en una carta a los peruanos sus promesas de combatir la inflación y mantener una prudente postura fiscal.
La táctica fue tomada directamente de Lula, quien en su cuarto intento ganó la presidencia en el 2002 tras mostrarse como un moderado.
Humala también quiere emular otro pilar del "Lulismo": laspolíticas de distribución de la riqueza que en Brasil han ayudado a sacar a millones de personas de la extrema pobreza para insertarlos en la clase media.
El ex militar ha propuesto aplicar lo que llama un impuestos a las "sobreganancias" de las firmas mineras para un fondo que ayude al tercio de los peruanos que es pobre, pero los críticos afirman que el modelo sólo funcionará si los precios de las materias primas se mantienen altos.
Perú y otros países en la región tienen presupuestos mucho menores, lo que limita la capacidad de sus gobiernos de copiar el fuerte gasto de Lula en programas sociales.
Sus economías también son mucho menos diversificadas que las de Brasil, de modo que son más vulnerables a impactos económicos causados por una caída en las materias primas.
Al final, la China comunista -ahora el principal socio comercial de Brasil y el segundo de Perú- podría ser el factor determinante en el éxito del "Lulismo" dentro y fuera de Brasil.
"Si la economía de China sufre una desaceleración, será un problema para Humala", dijo Simon. "Buena parte de Latinoamérica es dependiente de China", concluyó.
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