Por Mario Lettieri y Paolo Raimondi, desde Roma
El mal estado de nuestra economía y el caos político interno en la mayoría de los gobierno, de suyo grave, no explican del todo el ataque especulativo contra Italia. La especulación contra los títulos del Estado y contra la bolsa italiana, luego de la que se destara contra el grupo delo denominado "pigs" (Portugal, Irlanda, Grecia y España), forma parte de una estrategia concertada para hacer estallar el sistema del euro y minar definitivamente la estructura de la Unión Europea.
Si la tendencia a la baja se debiere exclusivamente al comportamiento natural de los mercados y de los especuladores, que como es sabido, chupan la sangre de la presa en dificultades, esta semana se sabría de un verdadero y muy propio ataque contra los títulos públicos y privados de Estados Unidos.
Lo cierto es que todos en Washington, empezando por el presidente Barack Obama, hablan del peligro de un inminente incumplimiento técnico, es decir, la insolvencia de Estados Unidos ante sus compromisos de pago. Estados Unidos llegó a mediados de mayo al límite de su deuda pública, es decir, a 14 billones 300 mil millones de dólares, aprobada por la ley hacendaria en el Congreso. El Tesoro estadounidense tendrá que pagar en agosto por lo menos 306 mil millones de dólares ¡con un ingreso de 172 mil millones de dólares!
Estados Unidos tiene oficialmente una deuda pública cercana al 100 por ciento de su PIB. En realidad es de 140 por ciento si se le suman las deudas de los estados, de las ciudades y de otras entidades públicas de la federación (20 por ciento) y la de los dos colosos de las hipotecas y de las hipotecas de riesgo, Fannie Mae y Freddie Mac (otro 20 por ciento), que están estatizadas, luego de su rescate. A finales de 2010, la deuda agregada (la deuda pública más las de las familias y de las empresas no financieras) era de 242.8 por ciento del PIB de Estados Unidos y de 244.2 por ciento. En realidad idénticas.
Washington intentó alejarse del incumplimiento con un acuerdo in extremis dentro del Congreso al elevar el límite de la deuda pública, no obstante que una parte del Partido Republicano parece querer tirar el tablero. Naturalmente, también están preparando un plan de recortes profundos al gasto público, a los servicios sociales y a las pensiones.
De todos modos, por cualquier eventualidad la prensa está lista para estampar otros cientos de miles de millones de dólares, como lo hizo en el pasado. Y que paguen, no los ciudadanos estadounidenses, sino el resto del mundo, no sólo China, inundad de esa nueva liquidez. Pero esto no lo puede hacer Europa y no debería tolerar que otros lo hagan.
¿Qué frena entonces el ataque de los mercados al dólar y a los títulos estadounidenses y, en cambio, se dirige contra el euro y la economía de la Unión Europea?
Los rumores de la bolsa hablan de ordenes muy grandes de venta de títulos italianos provenientes sobre todo de Estados Unidos, es decir de los fondos de riesgo como de los fondos de pensiones. También los grandes inversionistas que, habiendo adquirido títulos estatales de países en riesgo, estaban seguros del auxilio que les prestaría la UE. Se habla también de que ante el incumplimiento de Grecia, buscan ganancias: compran triangulaciones por incumplimiento de pago de créditos para asegurarse de posibles pérdidas con la venta de otros títulos, los bancarios, en particular. La marcha de las bolsas europeas en estos días es elocuente.
Hay especuladores que, habiendo tomado los títulos a préstamo, juegan escondidos a la baja. Obviamente, habiendo apostado a la baja trabajan con todo lo que tienen a su alcance para que su predicción se haga realidad.
Sería interesante observar, por ejemplo, el comportamiento de los fondos del "Capital World Investors", señalado en 2009 como "el controlador más potente de los títulos accionarios de las bolsas del mundo."
El "Capital World Investors" detenta también la cuota mayor, el 12 por ciento de las acciones, de las dos agencias calificadoras más grandes, Moody's y Standard & Poor's, que tanto han hecho para minar la credibilidad de los Estados europeos.
Es claro que las grandes finanzas estadounidenses e internacionales nunca han tolerado el papel estratégico cada vez mayor del euro. En el momento que se les salvó del colapso, no sólo decidieron hacer fracasar cualquier intento de crear un nuevo sistema estilo "Bretton Woods" con una debida reforma financiera contra la especulación, sino que aceleraron su ataque contra el euro.
Sin embargo, la Unión Europea ofrece un flanco. No puede permanecer cerrada en medio del camino para la construcción de una unidad verdadera: o marcha de prisa o se encaminará a la desintegración. Las grandes finanzas apuestan y trabaja por la segunda opción.
Nosotros creemos que, por el contrario, se debe andar hacia un gobierno político y económico verdadero de Europa. Hacemos nuestra, por ello, la propuesta del presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, de crear un ministerio de Finanzas de la zona del euro, para contrarrestar los ataques con medidas adecuadas contra las operaciones especulativas y para definir la política compartida de crecimiento y de modernización de la realidad entera de Europa.
Fuente: MSIa Informa, 18 de julio de 2011.
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