Armando Pérez
© RIA Novosti. Sergei Kirkach15:39 31/10/2011
Columna semanal por Armando Pérez
EEUU aumentará su potencial militar en el Golfo Pérsico para mantener cierto control en esa región cada vez más inestable por las revoluciones en el mundo árabe, la posibilidad de una guerra con Irán y el aumento del extremismo fundamentalista.
Según fuentes de la Casa Blanca citadas recientemente por el rotativo New York Times, tras el retiro de las tropas estadounidenses de Irak y Afganistán, el Pentágono enviará un contingente adicional de soldados estadounidenses a Kuwait y actualmente, representantes del gobierno concluyen las negociaciones con las autoridades kuwaitíes.
Teniendo en cuenta pronósticos pesimistas elaborados por los servicios de inteligencia militar, la administración del presidente Barack Obama también estudia la posibilidad de enviar más buques de guerra a las aguas internacionales del Golfo Pérsico, porque la situación en cualquier momento puede quedar fuera de control por el estallido simultáneo de focos de tensión.
Según esos pronósticos, la situación tiende a empeorar en Irak, Afganistán, Siria, Yemen, Egipto y Túnez tras el triunfo de los partidos islamistas y otros países incluso Arabia Saudita si se agudiza su confrontación con Irán.
El plan de emplazar soldados de EEUU en Kuwait se puso en marcha después de que fracasaran las negociaciones con las autoridades iraquíes para conservar en ese país un contingente de tropas estadounidenses.
A consecuencia de la muerte de civiles durante operativos de orden público, las autoridades de Bagdad exigieron que los soldados estadounidenses queden sometidos a la legislación iraquí, una condición inaceptable para Washington que siempre han conseguido obtener la inmunidad absoluta para sus tropas en territorio extranjero.
Así, el pasado 21 de octubre Obama anunció que las tropas estadounidenses abandonarán Irak a finales de 2011.
Según el jefe del Pentágono, Leon Panetta, actualmente en la zona del Golfo Pérsico se encuentra 40 mil soldados de EEUU de los cuales 23.000 están en Kuwait.
Al comentar los planes al primera vista contradictorios de retirar las tropas de un país para emplazarlas a otro, la prensa estadounidense explicó que es una respuesta política a las criticas del partido Republicano que acusa a Obama de minar los intereses de EEUU en el Golfo Pérsico.
Pero expertos rusos consideran que los planes de Obama son una medida indispensable porque el agravamiento de la situación en la zona del Golfo Pérsico, Oriente Medio y el norte de África pueden afectar de forma irreparable la seguridad económica, energética y comercial de EEUU, sus aliados.
La salida de las tropas internacionales de Afganistán e Irak y el fin de la operación de la OTAN en Libia condicionará el empeoramiento de la situación en Siria y Yemen y en general en toda la zona donde será inevitable una expansión de las organizaciones islamistas extremistas y terroristas.
A juicio de esos expertos, el reforzamiento del extremismo se debe a la debilidad de las de los gobiernos de Irak, Afganistán que hasta el momento se mantenían gracias a la presencia militar extranjera mientras que en las autoridades de Siria y Yemen se encuentran bajo la presión constante de una oposición por el momento unida hasta el derrocamiento de Bashar al Assad y Alí Abdala Saleh, respectivamente.
Informes elaborados por entidades especializadas citadas por la prensa rusa indican que esa oposición reforzará la lucha armada en esos países favorecidos por un tráfico incontrolado de armamentos cuyo centro opera en Libia, hasta el momento fuera de control del Consejo Nacional de Transición.
La mayor parte del armamento que venden los traficantes fue saqueado de los arsenales y depósitos del ejército de Libia, que prácticamente quedaron sin vigilancia tras la ofensiva armada emprendida por las fuerzas de la oposición con ayuda de la OTAN.
La primera información oficial sobre el robo de armas de los arsenales del ejercito libio las hizo el pasado 25 de marzo el presidente de Chad Idriss Deby al afirmar que guerrilleros de Al Qaeda habían apoderado de un importante arsenal de armamento libio.
Deby precisó que los terroristas pertenecían a la organización Al Qaeda del Magreb Islámico (Aqmi) que tomaron parte activa de la sublevación libia y que parte del armamento, sobre todo sistemas de misiles tierra-aire fueron trasladados a sus bases en la localidad de Teneré, en la parte central del desierto del Sahara.
Posteriormente, esa información fue confirmada por funcionarios de la organización internacional Human Rights Watch en Trípoli, al explicar que la mayor parte del armamento robado fueron sistemas de defensa antiaéreos de fabricación soviética (PZRK, según las siglas en ruso) tanto portátiles como de emplazamiento en vehículos.
En abril, el entonces embajador de Libia en Moscú Amer al Garib afirmó que los PZRK robados en capacidad de derribar aviones tanto militares como civiles pudieron caer en manos de organizaciones terroristas.
Pero en ese momento nadie creyó al diplomático y algunos medios de prensa occidentales afirmaron que el embajador libio simplemente se inventó el robo de armamento para persuadir a la OTAN suspender su intervención militar contra el ejército libio.
Al respecto, el embajador advirtió que a consecuencia de la intervención de la aviación de la OTAN el ejército libio retiró la vigilancia de los arsenales que quedaron vulnerables a cualquier ataque.
Oficialmente, la parte rusa rompió el silencio el 14 de septiembre, cuando el portavoz del ministerio de asuntos exteriores de Rusia, Ilia Rogachov denuncio que desconocidos saquearon depósitos de armamento del ejército de Libia, en particular misiles de defensa antiaérea portátil y de emplazamiento en vehículos.
Al comentar el destino de ese armamento, el funcionario admitió posibilidad de que varias unidades de misiles tierra-aire cayeron en poder de agrupaciones de Al Qaeda.
Fuentes oficiales de Israel y Turquía también informaron de tráfico de partidas importantes (decenas de toneladas) de armas, explosivos, lanzagranadas, minas antitanques y hasta piezas de artillería en Níger, Chad y Malí y otros países africanos.
Como advierten los analistas rusos, tras la experiencia en Libia que confirmó las perspectivas exitosas de un levantamiento armado, el armamento perdido tarde o temprano caerá en poder de las fuerzas de la oposición para nuevas revoluciones o en el peor de los casos, en manos de terroristas para la comisión de atentados contra la población civil en cualquier lugar del mundo.
Ante semejante perspectiva, es comprensible la preocupación de Obama de tener tropas y buques estadounidenses cerca del Golfo Pérsico en el caso de la situación estalle.
Aunque a juzgar por los sondeos de opinión, una parte importante de la opinión pública rusa considera que los soldados de EEUU no podrán extinguir el incendio que desató hace diez años el gobierno de Washington en Afganistán y posteriormente en Irak.
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